PASAJE DE PLANTAS NATIVAS

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En este pasaje, podrán identificar las siguientes especies:

Pero… ¿QUÉ SON LAS PLANTAS NATIVAS?

Las plantas nativas son aquellas que crecieron en un lugar determinado antes que llegue la llamada civilización; muchas especies evolucionaron para crecer y florecer con nuevas condiciones climáticas y de suelo.

Las plantas nativas de cada región son la base a partir de la cual se conforman las redes que unen a la flora y la fauna, y además dan identidad a cada ambiente.

BENEFICIOS:

= Contribuyen a la regulación hídrica y la temperatura local

= Requieren muy poco mantenimiento debido a que están adaptadas al suelo y al clima.

= Conservan la biodiversidad.

= Aumentan la presencia de fauna local como aves y mariposas.

= Elevan los nutrientes enriqueciendo el suelo.

= Son reservorios de insectos polinizadores y controladores de plagas como control

biológico.

 

NUESTRO ECOSISTEMA: EL PASTIZAL PAMPEANO

Los pastizales pampeanos o Pampas forman parte de la principal región de pastizales templados de América del Sur, cuya extensión alcanza los 750.000 km2 a lo largo del centro y una porción noreste de la Argentina, todo Uruguay y sur de Brasil. Las Pampas, ubicadas enteramente en la Argentina, abarcan unos 426.000 km2, lo que implica cerca del 60% del área de los pastizales del Río de la Plata.

La biodiversidad pampeana es única y notable, con más de 370 especies diferentes de gramíneas (pastos), entre 300 y 400 especies de aves (de las cuales, al menos, 60 son consideradas estrictas del pastizal), y cerca de un centenar de mamíferos terrestres incluyendo, entre otros, al venado de las pampas, especie emblemática de la región en serio peligro de extinción.

Uno de los principales problemas de esta ecoregión es la creciente destrucción de la biodiversidad, es decir, de la variedad de especies. Allí donde había una enorme variedad de pastos que alimentaba a las especies silvestres, servía de protección y refugio a las aves, brindaba alimento a las comunidades originarias y era fuente de posibles materiales básicos para productos medicinales, ahora hay un solo tipo de cultivo que es aprovechado económicamente.

¿POR QUÉ SON IMPORTANTES?

Los pastizales proporcionan una amplia gama de bienes y servicios ambientales, además de la provisión habitual de carne, leche, lana y cuero que producen los sistemas de pastoreo. Contribuyen al mantenimiento de la composición de gases en la atmósfera mediante el secuestro de CO2, (se estima que, alrededor de 60 kilogramos de CO2, por hectárea, es secuestrado por los pastizales), al control de la erosión de los suelos, y son fuente de material genético para una gran cantidad de especies vegetales y animales que, actualmente, constituyen la base de la alimentación mundial. Además, tienen un rol fundamental como proveedor de insectos polinizadores y de enemigos naturales de numerosas plagas que atacan cultivos.

¿Cuáles son en la actualidad los motivos concretos por los que debemos conservar la diversidad de la vida, en particular, la que se desarrolla en el Pastizal Pampeano?

El principal argumento para la conservación de la biodiversidad se vincula a motivos éticos. Las generaciones futuras tienen derecho a recibir un mundo muy parecido al que hoy habitamos y a conocer las distintas especies animales y vegetales que viven en él. Por eso, si estas variedades de flora y fauna desaparecen estamos privando a los que vendrán de disfrutarlas y aprovecharlas. La condición más importante para salvar a una especie es conocerla, saber que existe. En este sentido, tenemos una gran deuda con las especies silvestres del Pastizal pampeano: el gato de los pajonales, el venado de pampas, la loica pampeana, la vizcacha, la mulita, el peludo, el tala, el coronillo, el espartillo, la martineta, el gavilán de campo, el zorro común, el zorrino, el lagarto overo, el sapito cavador, el cuis, la perdiz colorada, el cauquén colorado y muchas otras especies de la flora y la fauna pampeana están esperando que las conozcamos en profundidad, las apreciemos y las defendamos.

Un segundo argumento se vincula a motivos estéticos. Muchas plantas y animales tienen lo que podría llamarse belleza convencional. Resulta bello observar un venado de las pampas corriendo entre los pastizales, con su blanca cola levantada, o una bandada de pechos colorados surcando el horizonte, o las garzas aprovechando los humedales en las lagunas bonaerenses. En general, se reconocen como bellos a los pájaros, las mariposas, las flores, los ciervos y algunos otros seres. No obstante, y por esta misma razón, muchas veces se vuelven recursos económicos como lo demuestra el comercio de aves, peces o flores que atenta contra su conservación. Pero hay otra clase de belleza, una belleza que se aprende a reconocer lentamente, mediante el estudio y la observación. Apreciamos lo que conocemos, y el mayor problema que sufre la biodiversidad pampeana es el desconocimiento que tenemos de ella.

Todos los seres que habitan el Pastizal pampeano tienen la belleza que les otorga la complejidad, la finura en el diseño, una conducta extraña o una gran antigüedad. Los insectos ejemplifican ambas clases de belleza, aunque representan un grupo que la humanidad, en muchos casos, destruye o teme. La posibilidad que brindan numerosas especies de conocerlas y disfrutarlas estéticamente es infinita. Pensemos en los observadores de aves, en los fotógrafos de la naturaleza, en los que coleccionan variedades de flores o insectos, entre otros. Aunque pensemos que somos únicos y especiales, estamos programados, como cualquier otro mamífero, para vivir en un hábitat natural con aire puro y diversas especies animales y vegetales.

Existen, también, motivos económicos y sociales. De algún modo, preservar al venado de las pampas o a la loica pampeana se podría traducir en un interés material, ya que las especies pueden contribuir a la agricultura, la tecnología y otras actividades ligadas al desarrollo económico y humano. En este sentido, ¿quién puede asegurar que una planta del pastizal que ha sido removida por la soja no escondía la cura total del sida? ¿O que en un experimento de laboratorio hecho con ratones silvestres no se encuentre la cura de esta enfermedad?

Por otra parte, el conocimiento científico puede revelar que las vizcachas, los cuises u otros roedores como el carpincho son una alternativa alimenticia para futuras generaciones. Asimismo, la contribución de las especies vegetales a la medicina actual se aprecia por la presencia de elementos químicos extraídos de las plantas. La cantidad de antibióticos conocidos supera hoy los dos millones. Algunos, como la penicilina, provienen de hongos. Cabe preguntarse, entonces, ¿qué tipo de hongos y otras plantas inferiores hemos destruido del Pastizal pampeano en nuestro ánimo por unificar, por utilizar los monocultivos? O más concretamente, ¿qué hubiera sucedido si ante una tala intensiva se hubieran extinguido todos los sauces? Hoy no tendríamos la aspirina, elaborada sobre la base de esta planta. Este y otros ejemplos buscan demostrar que estamos destruyendo los ambientes –y el Pastizal pampeano en particular– sin conocer aún los potenciales beneficios que pueden brindar.

Beneficios médicos, fuentes alimenticias alternativas, productos industriales como el cuero, la carne, las hierbas aromáticas, los aceites y toda una variedad genética que podría salvar a la humanidad en el futuro se esconden en los sitios donde aparentemente “no hay nada”. Como decía el compositor Atahualpa Yupanqui, “para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás, nada le dice la pampa, ni el arroyo, ni el sauzal”.

Finalmente, otro de los motivos centrales refiere a los fundamentos de la ecología: la biodiversidad sostiene el mantenimiento del sistema de la vida en el planeta. Cabe aquí una breve aclaración: desde el sentido común, cuando hablamos de “ecología” la vinculamos, en general, a lo que hoy se reconoce como un movimiento de defensa de la naturaleza. Sin embargo, la “ecología” es ante todo una ciencia que estudia las relaciones entre el ambiente y las especies y de las especies entre sí. Esta ciencia ha revelado hace mucho tiempo que los hombres dependen de la vida silvestre para su supervivencia, y que la vida silvestre depende del hombre para su conservación. Por eso debemos hallar los medios de vivir juntos en el planeta, o dejará de haber vida en la tierra. Los sistemas ecológicos naturales, como el que conforma el Pastizal pampeano, son el resultado final de miles de millones de años de evolución. Los cultivos y animales domesticados que hoy parecen ser los protagonistas originales de este ambiente, son también producto de la evolución. En este contexto, es necesario preguntarse en qué medida la conservación del Pastizal pampeano colabora con el control y el mejoramiento del clima, la regulación de la provisión de agua dulce, la generación y el mantenimiento de los suelos, la polinización de las plantas y la provisión directa de alimentos. Las respuestas nos revelarían que este ecosistema, como muchos otros del país, nos ayuda a continuar vivos.

 

Fuente: http://servicios2.abc.gov.ar/recursoseducativos/editorial/catalogodepublicaciones/descargas/fueraserie/librobanco_provincia.pdf

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