Festejar sin pirotecnia es un gesto de empatía, conciencia y solidaridad.

En estas fiestas, pensemos en nuestra comunidad por encima del momento de celebración individual. Cada ruido que evitamos es un cuidado que brindamos.
Los ruidos de las explosiones afectan seriamente a animales, personas con discapacidad —especialmente quienes forman parte del Trastorno del Espectro Autista (TEA)—, adultos mayores, bebés y a muchos vecinos y vecinas sensibles a los estruendos.
Seamos responsables y no provoquemos daños a través del uso de pirotecnia.
Seamos responsables y sobre todo, respetemos y cuidemos el bienestar físico, mental y emocional de todos nuestros vecinos.

Decile NO a la pirotecnia.
Festejemos todos. Festejemos mejor.

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